sábado, 19 de enero de 2008

Naipì y Tarobà (mito guaranì)

Este mito lo encontre en el libro: mitos y leyendas de nuestra Amèrica, de Lucìa Gervet.

" en las apacibles orillas del ancho río Iguazú, los guaraníes-cainganges vivian confiados en su generosa naturaleza. Gracias a ella podìan sobrevivir sin problemas. Habìa abundante caza y pesca y las cosechas de maíz eran más que suficientes.

Los días pasaban.

era necesario tallar la piedra para la punta de las flechas. Los mocetones ( jovenes robustos) se encargaban de esa tarea para hombres; entre ellos Tarobá.

mientras tanto, las muchachas hilaban collares de flores para sus fiestas. Entre ellas estaba Naipí.

la vida de los habitantes de la selva transcurria sin grandes preocupaciones. Tupá, el rey de los dioses, los bendecia a todos con buenos frutos: bananos (platanos) y cocos en los árboles y yuca en la tierra para saciar el hambre ; abundante agua para tomar y mucha hierba mate, que les otorgaba salud y energias.

sin embargo, esta vida plácida a veces se veia interrumpida, por quien verdaderamente gobernaba sobre los caingangues era el hijo de tupá, mboi, gigantesco dios serpiente que cada cierto tiempo exigía ofrendas humanas para continuar en esa paz.

Entonces la bonita Naipí, hija del Igobi, sellenaba de malos presentimientos y sufría. Se escondía entre los matorrales y grandes árboles para que nadie la encontrara y el dios no se fijara en ella. Y cuando creía que el peligro habia pasado, se iba a las orillas bajas y calmas del gran río. Le agradaba mirarse en el espejo de las aguas. Era tanta su belleza, que ellas se detenian un instante para que pudiera reflejarse mejor.

Hasta Curupirá, el poderoso señor de los bosques y protector de los animales, se callaba y no hacía oír su silbido estridente.

y sucedió lo inevitable

Mboi, el dios serpiente-gobernador, se habìa percatado de la belleza de Naipì y la exigío un día para ser entregada en su culto. desde ese momento debia vivir solo para él. Los mayores de la tierra aceptaron la peticion q los liberaría de males y enfermedades y les aseguraria la paz.
Naipí sería sacrificada
pero nadie le pregunto a ella, ni a su enamorado Tarobá. La desicion general les hizo sufrir mucho, pero lucharian en su contra, no permitirían q la muchacha sirviera de ofrenda al dios.
Y llego el momento de la consagracion.
Los mejores asados, junto a jugos y trozos de sabrosas frutas esperaban el inicio de la ceremonia. muchos ya tomaban y bailaban alagremente con sus trajes multicolores y plumas en sus cabellos. Los muios tocaban ritmos irresistibles en sus tambores.
En medio de tanta algarabía, Tarobá tomo de la mano a su amada y corrieron hacia la canoa q estaba escondida junto al rio. Con agilidad se subieron y se dejaron arrastrar por la corriente tendidos en el fondo de la enbarcacion. CVuando ya nadie los podia ver, sacaron los remos para alejarse mas rapido.
Todavía podian escuchar la musica de los tambores. Pero, de pronto se detuvo. Comprendieron q los habian descubierto. En la tribu no comprendian como podía suceder algo semejante; Naipí y Tarobá habían huído.
Luego, un gran silencio, solo roto por los gritos encolerizados de Mboi. Tan profunda fue su furia q no quiso saber mas de los hombres y son fuerza penetro en los abismos de la tierra. En us entreñas continuo retorciendose de rabia y la tierra se movió junto con él.
Así fué que cambio el curso del río Iguazú y nacieron las grandes cataratas.
envuelta en las aguas, la canoa en la q huian Naipí y Tarobá cayó al fondo de las aguas, donde desaparecieron para siempre.
Naipí se transformo en una de las rocas centrales, mientras Tarobá la observa desde la orilla convertido en un árbol, ahora ya inclinado sobre el abismo hacia el río para poder mirar a su amada. Debajo de ese árbol se encuentra la entrada de una cueva, donde Mboi vigila para siempre a sus victimas.

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